La evasión fiscal está en el centro de los delitos financieros y políticos, como denuncia enérgicamente Stéphanie Gibaud, una denunciante de 58 años. Trabajó en la UBS, el banco suizo más grande. Al descubrir un tráfico masivo de evasión fiscal, informó a las autoridades francesas. Sin embargo, tras ayudarlos a recuperar el dinero, fue abandonada y sumida en una situación precaria.
Stéphanie Gibaud, ex empleada de la UBS, arroja luz sobre el lado oscuro de la evasión fiscal y revela
una triste realidad donde los más ricos escapan de sus obligaciones cívicas.
Para Stéphanie, la evasión fiscal significa mucho más que números. Ella vincula esta práctica a consecuencias terribles: servicios públicos en peligro, emergencias médicas sobrecargadas, desiertos médicos e incluso tragedias como partos en el automóvil debido a la falta de salas de maternidad accesibles. Los más ricos, a través de acuerdos financieros, eluden las obligaciones de los ciudadanos, privando así a la sociedad de recursos esenciales.
Señala con el dedo a las grandes empresas del CAC40, a sus accionistas y a sus conexiones con políticos, denunciando una mafia estatal en la que se mezclan política, finanzas e intereses privados. A pesar de su papel crucial en la revelación de estas prácticas, Stéphanie fue marginada, privada de protección como denunciante y empleada del servicio público.
La falta de interés de los medios de comunicación, la separación de los casos Cahuzac y Bettencourt vinculados a la UBS y la negativa de los tribunales a tener en cuenta su testimonio subrayan las dificultades que encuentran quienes se atreven a denunciar estas prácticas. Stéphanie, hoy privada de reconocimiento y protección, encarna los defectos de un sistema donde el propio Estado no respeta sus propias leyes.
fuente: Lemediaen442.fr
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